Pequeñas diferencias {House}

Era una de esas personas que odiaban llegar tarde a cualquier lugar, así que como siempre, había puesto mi alarma para levantarme temprano, algo me decía que este día sería largo, bueno, la verdad es que siempre lo eran en el hospital, ser médico no era un trabajo para nada sencillo, y aunque a todos nos lo decían antes de empezar a estudiar, a varios nos importaba un comino. Me metí a bañar como cada mañana antes de salir de casa y me vestí con una blusa azul oscuro de mangas ni tan cortas ni tan largas, y mis típicos pantalones negros ajustados con lo que solía ir al trabajo la mayor parte del tiempo, me alisé el cabello para luego colocarme algo de maquillaje como siempre hacía, ser chica a veces era más complicado de lo que parecía, me puse unos tacones negros a juego con la ropa y me dirigí a la cocina, al menos los desayunos los prefería en casa, traté de darme prisa en terminar mi desayuno para luego poder tomar la bata, el bolso, la identificación y las llaves del auto, para salir a toda prisa en este llevando un termo de café conmigo, llegué directamente al PPTH, aparcando en el mismo lugar de siempre.

Todavía eran las 6 de la mañana cuando entré a la recepción para checar mi llegada, faltaba aún media hora para entrar exactamente, pero prefería ayudar o mejor dicho, hacer por House el reporte de la noche anterior, ahora iría a la sala de juntas, todos solíamos reunirnos ahí siempre, ahí o en el despacho de House, era muy poco predecible, me dirigí hacia el ascensor y lo presioné esperando a que se abriera, aunque eso ocurrió algún par de minutos más tarde, y entonces entré presionando el botón para que las puertas se cerraran más rápido.

Hoy me había levantado mucho más temprano de lo normal, claro que solamente me gustaba poder llegar a tiempo al trabajo, como no…, mi único motivo para ser organizado en algo era meter mis pastillas en un libro viejo, y era mi oscuro secreto, algo que no podía faltar en mi persona ahora fue ir a darme un baño y luego lo de siempre, una camiseta bastante casual, seguida de un pantalón de mezclilla y mi saco, prefería robarle comida a Wilson que hacerme algo de desayuno, así que revisé que traía las pastillas en mi bolsillo, y saqué un Vicodín del frasco para tragarlo en el camino a mi motocicleta, misma en la que me monte y me dirigí al Princeton, iba a toda prisa, como siempre que veía las calles vacía, además ese era el privilegio de tener una moto, podías meterte entre los desvencijados autos y llegar más rápido a tu destino, y finalmente me quedé en mi cajón de estacionamiento, tomé mi bastón y entré al hospital, era un asco tener que checar entrada y salida, pero a veces me había dado por irme antes, Cuddy solía gritar por ello, pero un cumplido y salía ignorado, firmé mi entrada sin responder el saludo de la recepcionista.

Me apuré para alcanzar el elevador, así que llegué rápidamente hasta este metiendo el bastón entre medio de la puerta antes de que se cerrara por completo, era Trece quien estaba ahí, la que me caía un poco mejor que… bueno, que las enfermeras, la miré de arriba abajo presionando el botón para que este se cerrara y luego la vi a los ojos – Llega tarde, pero sin duda luce mejor que la loca del mostrador – Le mencioné al mismo tiempo que me pensaba en lo que iba a decirle, mi verdadera razón para estar aquí a estas horas, detuve el elevador en pleno camino antes de que fuéramos a subir más – Necesito una opinión médica, ¿qué puede darle a un niño, pero que es imposible que le dé a otro del mundo? Ya sabe, una consulta hecha por una de mis prostis – Le mencioné aquello como si se tratase de un secreto, aunque quizá era algo peor de lo que imaginaba, pero cierto, salvo que se había tratado de una llamada telefónica, y de algo peor que una prostituta quejosa porque no te apuraras a darle el dinero.